martes, 18 de marzo de 2014

Plaza Mayor de Salamanca.

La Plaza Mayor de Salamanca es uno de los ejemplos característicos y recurrentes de nuestro urbanísmo, tan poco prodigado a lo largo de la Historia y que tantos disgustos nos da ultimamente.
Se empezó a edificar en 1729 y sigue el modelo iniciado por Gomez de Mora en la Plaza Mayor de Madrid: planta cuadrada, porticada con medio punto y torres que rompen la tendencia fuertemente horizontal de los tres pisos con que cuenta. El acceso al interior se hace desde ámplios arcos que a diferencia del Madrid se ubican en el centro de cada crujia, Madrid los tienen en las esquinas.
Su constructir fue Alberto Churriguera y como buen Churriguera que era tendió a una decoración profusa. Las fechas son plenamente barrocas y ya había sido hecho publico el retablo de San Esteban, inicio de la retablística churrigueresca y prerococó, con el que el estilo decorativista quedaba plenamente reconocido en España. Esta tendencia decorativista buscaba el juego lumínico y los contrastes volumétricos que potenciaban una plástica vigorosamente visual, sin embargo sólo era un truco. España era una potencia pobre en esta época, ya no había un imperio que mantener aunque había que dar una imagen de abolengo y guardar las apariencias. De ahí que se tendiera a la decoración excesiva. Excesiva pero no en vano.
Una de las cosas que no se suelen decir en las clases es que la decoración de la Plaza no se limita a las esculturas que la coronan o los frontones que hay en los vanos. Cuenta con una serie de medallones o tondos entre los arcos, en las enjutas, que contienen mediorelieves aludiendo a los personajes más importantes de España a lo largo de su Historia. En el Barroco se hicieron tan sólo los que estan en la pared principal, el Pabellón Real, donde estan diferentes reyes del trono español. Pero entre ellos hay uno que destaca, uno no tiene peluca ni traje de época: uno de ellos es Francisco Franco.

El caudillo de España figura ahí desde 1936, desde que en plena Guerra Civil se ubicara en Salamanca el cuartel general de la causa nacional y desde que en Salamanca se le nombrara Generalisímo de los Ejercitos de España. Los dictadores, ya se sabe, alteran la memoria y se piden los mejores puestos, aunque terminen siendo el objeto de las criticas del futuro.
El medallón ha sido reiteradamente criticado, pedida su desaparición e incluso pintado de varios colores, tricolor, de rosa, etc en acto de protesta.
Las demás crujias han sido decoradas igualmente con medallones similares, aunque eligiendo un poco más concienzudamente a sus inquilinos.

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